martes, 15 de mayo de 2012

Distancia



Que la muestra de afecto siempre vale la pena y que cuando salen de tu boca palabras ácidas, oídos de acero.

Que no pretendas que tus insultos azarosos desafíen mi inteligencia. Sé callarme la boca. Sé congelar mis sentimientos. No sé dejar de ignorarte.

Pueden caer mil lágrimas por mis mejillas, puedo doblegarme y resistir, pueden entrecortarse mis palabras, pero nunca de mi boca saldrá esa melodías que deseas recibir.

Pero ¡ojo! el veneno que endulza y hiere mis labios no es a mi voluntad.

Me entristece en el alma tanta distancia. Me anuda mi pecho tanta cobardía. Me endurece mi corazón tanta sinrazón. Me desvela por las noches tanto miedo.

¿Cómo dejar atrás tantas ausencias? ¿Cómo sanar mil latidos de carencias? ¿Cómo demoler de mi mente tanto rencor?

Cansada me encuentro hoy de tanta amargura acumulada. Mis oídos se cansaron de ser estación de falsos lamentos. Mi cuerpo no responde a tanto daño perpetrado. Mi sonrisa es una triste ilusión.

Cuando los golpes provienen de quien uno no espera, golpean más .. como contra un cuerpo desnudo y mojado (como contra un alma inocente y descobijada).

Desde abajo, como miro hoy, mis ojos entumecidos meditan en el horizonte ermitaño. Sin prisa y sin máscara. Sin sueños y sin compasión. Sin brillo y con dolor.

Tu hija.

Veces


¿Cuántas veces hemos pronunciado un te amo sincero? ¿Y cuántas lo hemos callado?

¿Cuántas veces hemos querido gritar a voces y decir a gritos que amamos a una persona? ¿Cuántas veces el miedo al rechazo nos acobardó y nos intimidó a continuar en silencio?

¿Cuántas veces la locura le ganó a la cordura? ¿Y cuántas la razón al corazón?

¿Cuántas veces un suspiro fastidiado se quejó entrecortado de la lágrima que entristecida caía por la mejilla?

¿Cuántas derrotas somos capaces de soportar? ¿Cuánto infortunio somos capaces de transformar?

¿Qué rara melancolía se apodera de nuestra alma e inoportuna golpea las puertas de la conciencia, entorpeciendo los pensamientos con prejuicios y perjuicios difíciles de reclamar?

¿Cuántas veces la caprichosa soledad te ha instado a acompañarte en atiborrados momentos de afluencia? ¿Cuántas veces le abriste la puerta y cuántas se la cerraste?

¿Cuántas veces deseaste despertar de una realidad inerte y apática? ¿Cuántas veces deseaste soñar que vivías un sueño?

¿Quién decide cuando en ti todo está dicho? ¿Quién revierte tus desconsuelos y añoranzas?

¿Dónde estás?

sábado, 12 de mayo de 2012

fears

Qué difícil se hace anhelar un abrazo tuyo y conformarse con un recuerdo,
suspirar por un beso de amor y descubrir el vacío con los ojos cerrados.


Qué difícil es descubrir la inercia inmunda del silencio ensordecer de una tarde de domingo
cuando uno desea la inercia compartida de una siesta en un sillón de un martes


y a eddie vedder de fondo ..


Quiero despertar para vivir un sueño. De una vez por todas quiero despertar.  Y no me da miedo decirlo, pero me da miedo salir del caparazón.


Y una pregunta revolotea en mi cabeza picoteando mi cerebro incansablemente con su indecencia,
¿Y si quedo mirando al cielo sin poder salir del círculo? ¿Y si soy yo quien colocó el candado en la cerradura arrojando la llave al mar? ¿Cómo tomar las riendas y enfrentar la felicidad cuando al mismo tiempo genera tanto miedo? 


¿Por dónde empezar? .. ¿Cúando?