domingo, 27 de junio de 2010

A favor de la igualdad

La primera pregunta que muchos hacen cuando uno dice que está a favor del matrimonio y adopción homosexual es "¿sos gay?" (que de pregunta tiene poco y de afirmación mucho). No, no soy gay, es la respuesta. Simplemente creo (realmente creo) que la orientación sexual de cada persona es un detalle más (irrelevante en algunos casos) a la hora de definir los órdenes de la vida de las personas.

Esta posición la adopté no hace mucho. Antes pensaba que el matrimonio gay era aceptable (raro, pero aceptable, ya que entre los heterosexuales -y los racionales- tiende a desaparecer), pero mi ignorancia me ubicaba en contra de la adopción. Pensaba que los niños criados por padres de un mismo sexo crecerían con múltiples traumas y complejos imposibles de borrar y sobrellevar. Pensaba que estaban condenados a la homosexualidad. Pensaba que iban a ser víctimas eternas de una vida anormal y contra-natura. Pensaba, cosa del pasado.

No sé en qué momento cambié de parecer. Creo que fue cuando escuché el testimonio de personas homosexuales que tocaron mi corazón y mi cordura. ¿Por qué negarle a una persona gay el derecho de ser padre? Muchos dicen "él/ella eligió ser gay, renunciando en ese momento a tener un hijo". ¿Es realmente así? ¿Uno elige ser gay? No he conversado con ninguna persona homosexual de este tema, pero he escuchado reiteradamente que de elección no hay nada, que los homosexuales nacen sintiendo esa inclinación distinta a la que propone la naturaleza. Si esto es así, ¿es lógico privar a esa persona del derecho de ser padre? ¿es humano condenar al homosexual (que siente, no elige) privándolo de ejercer los mismos derecho que un heterosexual cual si estuviera cometiendo el peor de los delitos? ¿tan difícil es aceptar que el homosexual es un ser humano igual a todos?

Amor. Eso es todo lo que para mi se necesita a la hora de adoptar (lo que principalmente se necesita, afrontemos que el dinero también es importante). Amor para hacerse cargo de un chico, para educarlo, criarlo, para formar una familia. ¿Cuántos niños son maltratados (en las distintas formas de violencia: física, verbal, psicológica) por sus padres biológicos sin llegar a conocer nunca lo que es el amor, la familia? ¿Eso es normal? ¿Esos padres heterosexuales son padres?

Dejemos de utilizar el término normal-anormal como sinónimos de bien-mal, correcto-incorrecto. Dejemos de tratar a los homosexuales como bichos raros y pervertidos. Ellos también forman parte de nuestra sociedad. No son un experimento de laboratorio. Existen desde los orígenes de nuestra sociedad, como todos. Y si existen desde antaño, si conviven en el mismo mundo que los heterosexuales, entonces también forman parte del estado natural de cosas existentes. Entonces también son normales.

Hace unos días escuché a Pepe Cibrián por televisión. Él es homosexual y está en pareja hace años. Él y su pareja quieren adoptar a un chico (no a un bebé recién nacido sino a un niño de cuatro, cinco años o lo que fuere). ¿Alguien duda que el chico que sea retirado de un orfanato y llevado a ese hogar va a poder experimentar lo que es la felicidad por primera vez en su vida? ¿Alguien duda que eso sería lo mejor que le pudiera pasar a un niño? ¿Alguien duda que a ese chico le estarían devolviendo la infancia (y la vida) que atrozmente le arrebataron? Si no se duda que Pepe Cibrián y su pareja puedan constituir una familia, ¿por qué existen tantos prejuicios con los homosexuales que no dan la cara en la televisión? ¿el hecho de no ser públicos los convierte instantáneamente en pervertidos? Pensemos, de nuevo, que los gays son personas iguales al resto, que quieren llevar una vida como la de cualquier heterosexual, que quieren llevar una rutina como la de cualquier heterosexual y que quieren constituir una familia como cualquier heterosexual. Guido Suller y Ricardo Fort no son el prototipo de los homosexuales (son un par de desequilibrados mentales como tantos heterosexuales que andan convirtiendo (y pervirtiendo) la tele en basura desde hace un tiempo. seguimos sin diferencias).

La clave está, desde mi parecer, en poner el acento en los profesionales encargados de determinar si una persona (sea de la orientación sexual que sea) está en condiciones de adoptar. Porque que se apruebe la ley de matrimonio y adopción homosexual no significa que todos los gays van a poder adoptar. Como no todos los heterosexuales están en condiciones de hacerlo. Significa que van a tener el derecho de hacerlo, si quieren primero, y si reúnen los requisitos después. Pensemos en que hay muchos Pepe Cibrián dispuestos a dar una familia (amor) a niños desamparados (¿en serio pensás que esto es un error?).

Para terminar, cuento que la adopción por homosexuales está permitida en: Andorra, Bélgica, Canadá, Dinamarca, España, Guam, Islandia, Israel, Noruega, los Países Bajos, el Reino Unido, Suecia, Sudáfrica, Uruguay, Australia, Estados Unidos y, con algunas particularidades, en Francia, Alemania y Finlandia. Los estudios científicos que vienen haciéndose hace más de 25 años demuestran que no hay secuelas psicológicas en los niños criados por padres del mismo sexo ni se condiciona la orientación sexual de la criatura. Según palabras de Judith Stancey, de la Universidad de Nueva York: "
En escasas ocasiones existe un consenso tan amplio en cualquier área de las ciencias sociales como en el caso de las familias con progenitores gays, por lo que la American Academy of Pediatrics y todas las grandes organizaciones profesionales con experiencia en el bienestar de los menores han emitido informes y resoluciones apoyando los derechos de gays y lesbianas como progenitores".

Abramos la mente. Nos pongamos en el lugar del otro, no sólo del gay que quiere ser padre y constituir una familia sino también en el lugar del niño al que se le está privando de la posibilidad de tener una oportunidad en esta vida y ser feliz. Pensemos que lo normal es lo que sucede, y los gays suceden y sienten como cualquier persona que habita este mundo. Ni correcto ni incorrecto, simplemente son y están.