jueves, 26 de agosto de 2010

Momentos

Es increíble cómo la vida está llena de momentos. Momentos y detalles que se suceden unos a otros concatenadamente para darle lugar a las emociones que buscan desesperadas una forma de sobresalir. Porque de un minuto a otro un simple detalle, gesto, mimo te cambia rotundamente el humor. Para bien y para mal, claro está. Sólo un segunda le toma a las coordenadas que rigen nuestra existencia establecer qué tipo de día tendremos hoy. Y otro segundo le toma cambiarlo en la dirección contraria.

Es increíble cómo, tras ciertos acontecimientos, cambia la perspectiva con que miramos el mundo, con que miramos lo que nos rodea. De pronto, un viento terroso, seco y caliente puede ponerte de mal humor y hacerte despotricar contra viento y marea. De pronto, alguna noticia hace que comiences a actuar por inercia sin sentir siquiera una brisa molesta. Para bien o para mal, claro está.

Es increíble lo maravilloso que puede ser recibir esa sorpresa que tanto soñás recibir y tan poco te atrevés a reconocer. Un gesto tierno, un abrazo cálido, un mimo al alma de esa persona que pensaste perdida en el tiempo. Sonrisa eterna. [Eternidad de 24 horas. Quizás menos. Quizás más].

Es increíble que tengan que suceder cosas extraordinarias para darnos cuenta de lo fascinante que es la vida y de lo mucho que la descuidamos. No es tan difícil entender que lo único que importa es el presente (vivir el presente) y que el mismo es un rompecabeza que nosotros vamos armando con cada paso que damos. ¿No es tan difícil, o sí?

Hay que darle a cada hecho la importancia que realmente tiene, dejándonos de preocupar por las cosas banales y vacías de la vida. Preocuparse lo justo y necesario. Ocuparse lo necesario. Disfrutar al máximo. Como las mariposas, que viven una vida en 24 horas. Intensidad pura. Momentos eternos.