Esperando sin conocerte comprendí que el tiempo pasa más de prisa de lo que uno imagina.
Hoy me di cuenta cuán lejos quedaron esas noches de madrugada y esas miradas cruzadas.
Hoy vi la realidad que mis ojos esquivaban cuando mi corazón palpitaba.
No había razón en el sinrazón.
Mi imaginación solía deambular en las más increíbles fantasías, pero en mi cuento de hadas yo nunca fui tu princesa.
Soñaba despierta un mundo en el que uno más uno era mucho más que dos.
Imaginaba un viaje eterno más allá de las fronteras de mi razón.
Al final, amanecí sola en la tarde de hoy y con una mueca en lugar de sonrisa.
¿A dónde van las palabras que no se dicen? ¿A dónde se esconden los besos que no se dan?
Un montón de pensamientos cruzaron por mi cabeza en el más tieso instante. Iban y venían galopando sin parar.
¿Y si el tiempo no es el que marcan los relojes sino el que uno decide transitar?
¿Y si fui yo la que sola jugó, sin ensuciarse, una mala pasada sin poder echarle la culpa al destino?
Sigo perdida en este laberinto de preguntas armando el rompecabezas de respuestas.
¿Y si pongo una pieza en el lugar incorrecto? ¿Y si lo hago en el momento incorrecto?
¿Y si el tiempo es un rompecabezas que ya armé mal?
Tiempo. A veces tanto, a veces tan poco.
Nunca es suficiente, nunca nos conforma.
Hoy la fiesta fue en la cocina, el baile sin orquesta y los ramos de rosas con espinas. ¿Cómo será mañana?
Hoy me di cuenta cuán lejos quedaron esas noches de madrugada y esas miradas cruzadas.
Hoy vi la realidad que mis ojos esquivaban cuando mi corazón palpitaba.
No había razón en el sinrazón.
Mi imaginación solía deambular en las más increíbles fantasías, pero en mi cuento de hadas yo nunca fui tu princesa.
Soñaba despierta un mundo en el que uno más uno era mucho más que dos.
Imaginaba un viaje eterno más allá de las fronteras de mi razón.
Al final, amanecí sola en la tarde de hoy y con una mueca en lugar de sonrisa.
¿A dónde van las palabras que no se dicen? ¿A dónde se esconden los besos que no se dan?
Un montón de pensamientos cruzaron por mi cabeza en el más tieso instante. Iban y venían galopando sin parar.
¿Y si el tiempo no es el que marcan los relojes sino el que uno decide transitar?
¿Y si fui yo la que sola jugó, sin ensuciarse, una mala pasada sin poder echarle la culpa al destino?
Sigo perdida en este laberinto de preguntas armando el rompecabezas de respuestas.
¿Y si pongo una pieza en el lugar incorrecto? ¿Y si lo hago en el momento incorrecto?
¿Y si el tiempo es un rompecabezas que ya armé mal?
Tiempo. A veces tanto, a veces tan poco.
Nunca es suficiente, nunca nos conforma.
Hoy la fiesta fue en la cocina, el baile sin orquesta y los ramos de rosas con espinas. ¿Cómo será mañana?