miércoles, 28 de diciembre de 2011

Tan sólo un lado del fin de año

Qué difíciles se me hacen los fines de año ! A pesar de sus encantos, no logro disfrutar plenamente de esta época del año y, la verdad, ansío que pase pronto.
Es una época que connota balances y los balances me asustan. Me asusta ver que pasó un año entero y no logré hacer ningún cambio positivo en mi vida. Sigo acarreando las mismas mochilas que el año pasado (más pesadas incluso) y soñando con las mismas ilusiones que en estos doce meses no cumplí. Pero sobre todo me asusta ver que, en gran parte, la responsabilidad de encontrarme estancada en el mismo lugar es tan sólo mía. Porque si bien ninguna oportunidad se presentó concreta en mi puerta, tampoco salí a buscarlas con seguridad y firmeza. Dejé que el tiempo pasara sin pensar que el tiempo, cuando pasa, no vuelve. El tiempo es traicionero. Le gusta jugar a los engaños con sus cortos segundos, minutos, horas, con sus intermedios días, semanas y sus largos meses, y cuando todos esos meses que forman un año pasan, nos damos cuenta (recién ahí) de todo el tiempo que pasó delante de nuestras caras.
Además los balances denotan un sentimiento de melancolía espantoso. No creo, según mi apreciación, que haya un sentimiento peor que la melancolía. Incluso la tristeza no suele ser tan fea y desconsoladora. Uno puede estar triste por acontecimientos realmente graves, como la muerte de un ser querido, problemas de salud de alguna persona cercana y sufrir sin consuelo alguno o también por haber perdido ese pañuelo que tanto me gustaba y combinaba con todos mis atuendos. Éste último, de sabido que pasa rápido, con tan sólo una noche de sueño (o desvelo) como mucho y sin dejar rastros. Pero la melancolía es sombría, fatigosa, insoportable. Se instala en nuestros huesos, o más profundo aún, en nuestra alma, y se queda allí durante largo tiempo. Sin inmutarse siquiera por el desprecio que uno le tenga. Y dejando las huellas de su estadía para que siempre nos acordemos de ella.
Eso me genera esta época. Al menos mientras no pueda atribuirle significado positivo al balance de fin de año. Por suerte ya termina y por doce meses no tendré que preocuparme de ello.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Cosecharás tu siembra

Ya no puedes ni saltar por el peso que recae sobre tus hombros.
Desplegar tus alas se convirtió en una utopía.
Te cuesta respirar por el hollín adherido a tus pulmones.
Por corazón, un barrizal. Por sangre, ponzoña.
Ni un ácaro sobreviviría en tu interior.


Lo lejos que estás del cielo (de tú cielo, de mí cielo),
te obligan a perder la vista en el suelo.


El oscuro halo que te escolta fulmina aún más el paisaje de nubes negras que te circunda.
Kin sombrío. Insensata desmesura que te mueve.


Mirada fétida. Y muecas estrafalarias escondidas tras un velo de falacias.
Sordina. Invidencia. Inmaculada decepción.
Penurias, cual semillas, se dispersan tras de ti, en un malherido campo de tierra putrefacta.


Recuerda, sólo recuerda, que cosecharás tu siembra.

sábado, 15 de octubre de 2011

Midnight in Paris


Acabo de ver esta peli que me dejó sin palabras. Escrita y dirigida por Woody Allen. Creo que decir eso es suficiente para que se entienda que estoy hablando de palabras mayores. Soy seguidora de su cine, sin ser una groupie. Sin embargo, en esta oportunidad me dejó estupefacta de la genialidad que logró plasmar en pantalla.

La película, simplificadamente, trata de la insatisfacción que genera vivir en el presente y el deseo continuo de transportarse a otra época considerada, por la historia, mejor que la actual. Sin embargo, ¿qué ocurriría si ese deseo se vuelve realidad y de pronto nos encontráramos viviendo en algún tiempo pasado? ¿simplemente eso nos haría mágicamente felices? ¿por dónde transcurre la verdadera felicidad? La película es, desde mi punto de vista, perfecta. Y aunque sea sumamente surrealista, no tiene vacíos más absurdos que el absurdo que significa darle vida a Hemingway, Picasso, Dalí, Fitzgerald, Gauguin, T.S. Eliot, Buñuel, entre otros. Es simplemente impecable, con diálogos para escuchar ininterrumpidamente y con una fotografía para no dejar de (ad)mirar ni un segundo. Basta con cerrar los ojos para transportarse a París y soñar con vivir, aunque sea por un instante, una gloriosa historia de amor. ¿Quién no muere por escuchar que le susurren al oído "we'll always have Paris"?. Bueno, esta obra de arte, me transportó a aquella otra obra de arte y a sentir un deseo inexorable de caminar bajo la lluvia por las calles de esa hermosa ciudad.

Finalmente, la genialidad de la película radica, para mi, en el mensaje que transmite. Ese mensaje es el de vivir con la mayor de las fuerzas y energía el presente. Hay momentos tristes, dolorosos, dramáticos, melancólicos y angustiantes, pero ahí también está el encanto de la vida. Es decir, esos momentos nos deben hacer recordar con cuánta rapidez pasa la vida y cuánta alegría hay que ponerle al día a día para tratar de disfrutarla al máximo. Las penas y amarguras sirven para valorar más los momentos lindos. Y para hacer de cada momento, una fotografía que valga la pena recordar y una anécdota que valga la pena contar.


domingo, 2 de octubre de 2011

La vida es un espejo

Le preguntaron a Mahatma Gandhi cuáles son los factores que destruyen al ser humano. Él respondió así: la política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad. La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí. "El que quiera ser amado, que ame" ;)


Fuente: ¿vale facebook?

domingo, 26 de junio de 2011

Agujas que no marcan las horas

Tiempo. Amigo y enemigo de todos. Tiempo fugaz, tiempo eterno. Tiempo de risas y alegrías, que en un santiamén queda en el pasado. Tiempo de lágrimas y tristezas que en un par de siglos, cicatriza. Tiempo que corre, tiempo que vuela. Tic tac eterno y desgastante. Agujas que no dan vueltas al reloj. Segundos de ocio, años de oficina.
Tiempo inquieto, que se escurre entre las manos de los que ríen. Paz efímera y volátil que se deshace.
Tiempo pesado, que se acomoda en las mochilas de los que no saben (ni quieren) leer el reloj. Tiempo inmortalizado en una fotografía sin tiempo.
Minutos que van y vienen. Que se roban, que pierden, que lastiman.
Horas que despiertan, que resplandecen, que revolotean.
Tiempo que juega ala ruleta rusa (con cinco balas). Tiempo que no calla, que desespera, que no pasa.
Momentos de revoluciones internas, viajes en trance, meditaciones eternas.
Años de espera en la estación sin saber a qué tren subirse.
Siglos de naufragio, sin remos, a voluntad del viento de agosto.
Tiempo que no negocia, que no coimea, que no se corrompe.
No es el tiempo, sino la percepción que hacemos de él, lo que (me) enloquece.

jueves, 2 de junio de 2011

cansada de esperar

Qué difícil es alcanzar la armonía plena, interna, de cada uno.
Siempre hay algún motivo que nos mantiene insatisfechos ¿ por qué?
¿Por qué constantemente sentimos estar en el lugar equivocado, lejos de lo que nos hace feliz?
¿Por qué regularmente las lágrimas y tristezas son más abundantes que las risas y carcajadas?
¿Será por la percepción del tiempo, que los momentos dolorosos parecen más extensos en el reloj que los momentos de felicidad?
Busco y busco, pero no logro encontrar una respuesta que satisfaga mi inquietud.
Pase lo que pase, sigo sintiendo que los momentos de infelicidad son mayores.
Y uno se cansa de escuchar que todo pasa por algo y lo bueno siempre llega. Sin embargo, me ilusiono y pregunto de nuevo ¿cuándo?
¿Cuánto hay que esperar? ¿Cuántas vueltas va a dignarse a dar el reloj antes de que me sorprenda con esa magnífica noticia que tiene guardado para cada uno?
Porque uno se cansa de esperar toda una vida en vano.
Dan ganas locas de soltar los remos y dejarse naufragar hacia donde te lleve el viento, a su merced.

jueves, 14 de abril de 2011

FIN DEL MUNDO

Un lugar donde sólo estar abrazado por las estrellas y donde la luna se convierta en tu amigo confesor.

Donde se escuche la música de las aguas violentas del río, desarmándose al chocar contra alguna roca que nunca estuvo muerta, al final de su destino, y transformándose en bruma cálida que refresca tu cara.

Donde los pies descalzos sientan y sufran la tierra, desgranada en minúsculas partículas y tiñéndote los pies de color vida.

Donde tus ojos sólo reflejen el grito de paz que pronuncian las montañas.

Donde el viento sople a su voluntad alborotándote los cabellos y dejando su huella en tu piel.

Donde los únicos olores que sientas sean los del árbol viejo y maduro, transmitiendo su sabiduría a través de sus ramas; junto a los olores que salen de la hornalla, de frutas perfectas convirtiéndose en dulce fresco, preparado para ser untado en un pan recién horneado.

Donde los colores tengan la intensidad que tu decidas.

Donde el cielo y las flores sean tus aliados, para corretear y reír en un campo repleto de frutillas y amapolas.

Un lugar donde despertarse con un rayo de sol acariciando tu cara, sin golpear ni lastimar.

Donde tu mente vuele en el sentido que ella desee, escuchando la música que mima tu alma, desafiando los límites de la libertad.

A ese lugar me escapo seguido .. cuando cierro los ojos y pienso en vos.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Ningún lugar

¿A dónde van las preguntas que no tienen respuesta? ¿las que se callan, las que se ocultan, las que se pierden? Quizá sea el miedo a oír la respuesta el responsable de que terminen acumuladas en un rincón, cubiertas de polvo y de angustia, pero presentes, siempre presentes y deambulando de un lugar a otro por nuestras cabezas.

¿A dónde va la esperanza por los objetivos no alcanzados, por los sueños no vividos, por la risa no contagiada?
¿A dónde va el tiempo desperdiciado, mal aprovechado, mal gastado? ¿y los minutos en blanco que detienen nuestro cuerpo y mente pero no nuestro reloj?
A veces pienso que puede ser la pereza la responsable de tal disparate. Como cuando decidimos quedarnos en el mismo lugar, rodeados de lo conocido, y no salimos a recorrer esos nuevos caminos que se inician enfrente nuestro, con un poco más de curvas quizás, pero con muchas más emociones, eso seguro. ¿Por qué no corremos tras esos sueños, esas risas, esas satisfacciones personales que tanto ansiamos? ¿Qué nos lo impide?

¿A dónde van los besos inertes nunca dados, los abrazos rotos jamás terminados, los cariños paralizados en el cuerpo de quienes los ocultan? Supongo que puede ser la cobardía la que nos mantiene inmóviles, temerosos, frágiles, sin poder avanzar. Como un niño de 5 años el primer día del jardín de infantes. Como un niño de 5 años la primera vez que duerme solo en su cuarto con la luz apagada. Como un niño de 5 años. ¿Por qué nos cuesta tanto dejarnos llevar por los sentimientos en búsqueda de nuestra felicidad? [Sí, esta la sé: por el miedo a ser lastimado. ¿Hay riesgos que vale la pena correr? No, esta no la sé].

¿A dónde van los pensamientos que se pierden en nuestras cabezas, las razones no fundadas (las sinrazones meditadas), las ideas nunca expresadas? Quizás deambulan por los pasillos de un laberinto que no tiene puerta de escape, por ese eterno resplandor de una mente sin recuerdos, intentando salir (actuando como si quisiéramos dejarlos salir). ¿Por qué simplemente no fluyen, traspasando todo tipo de filtro? ¿Qué nos lo impide?

¿A dónde van los gritos enmudecidos, la bronca contenida, la ira acumulada? ¿A dónde va la rabia que no descargamos sino que amontonamos y a veces necesitamos?

¿A dónde van las promesas no cumplidas (las tuyas, las mías), las lágrimas derramadas (y las que nos negamos a derramar), las heridas no cicatrizadas? (pregunto: ¿son las cicatrices marcas de sanación o de heridas eternas?) ¿y las verdades disfrazadas (mal disfrazadas), las mentiras mentirosas, las que lastiman, las que enfurecen, las que entristecen hacia dónde van?

De pronto, muchas sonrisas comienzan a esfumarse y el frío es cada vez más frío, y quema y hiere (¿quedará nuevamente una cicatriz?). De pronto las cabezas giran, de un lado a otro, sin decidirse qué dirección tomar. (¿Quién es el que decide el miedo o la valentía?).

¿A dónde?! ¿A dónde va todo lo que no liberamos, lo que ocultamos, lo que callamos, lo que ignoramos?! ¿Por qué? ¿Por quién? ¿Hasta cuándo?

¿Quién sabe dónde está el norte? Lo decidamos nosotros, con valor.


jueves, 3 de febrero de 2011

9 & 26

Cuando somos chicos nos preguntamos ¿qué es el tiempo? y la respuesta es simple: horas, minutos y segundos .. ¿cuánto dura un minuto? dura toda una tarde a carcajadas con un amigo, jugando al fútbol, a las muñecas o andando en bicicleta. ¿La lastimadura en la rodilla? .. no, eso no pasó. Cuando somos chicos, lo único que importa es el hoy. No hay pasado ni futuro.
Cuando crecemos, el tiempo cambia. Nunca alcanza, siempre falta. De repente los momentos alegres son increíblemente cortos, mientras que las penas duran una eternidad. ¿Hace cuánto te peleaste? .. no sé, parece que fue ayer. Cuando crecemos, vivimos en el pasado y en el futuro .. sólo en raras ocasiones logramos concentrarnos en el hoy.

Cuando somos chicos nos preguntamos ¿qué es el dolor? y la respuesta es simple: el dolor es caerse y lastimarse hasta llorar .. (¿dolor del alma?? ¿qué? de eso ni idea).
Cuando crecemos, el dolor cambia. Si te cortás el dedo picando cebolla, abrís el agua de la canilla y ya está. Si te duele el alma, llorás en silencio hasta sentir que te desecás por dentro .. si te lastiman los sentimientos, sonreís pero con la mirada apagada, sin mirar .. mirando sin ver.

Cuando somos chicos nos preguntamos ¿qué es la soledad? y la respuesta es simple: la soledad no existe .. si siempre va a haber un amigo con quien jugar .. mirá: están los del cole, los del barrio, los de fútbol, las de jockey, los de inglés .. somos un montón. Cuando somos chicos no entendemos por qué los adultos hablan de la soledad .. no tiene sentido.
Cuando crecemos, la soledad cambia. Y podemos sentirnos solos incluso en una fiesta de año nuevo rodeada de la mayor cantidad de gente que viste en tu vida (junta, obvio). Así como también podemos sentir el placer más grande del mundo en compañía de esa única persona .. aún en silencio. Cuando crecemos ya no importa tanto estar rodeado de muucha gente, sino estar rodeado de la gente que vale la pena para uno .. de una buena compañía .. compañía por ahí también la encontramos en la música, en un buen libro, en la cima de una montaña tomando mate y mirando el atardecer, (¿en un cigarrillo+fernet?). Cuando crecemos, esa soledad que antes ignorábamos, ahora empieza a carcomernos un poco la cabeza .. a veces la adorás y te sentís su amiga .. a veces la odiás y la creés la peor pesadilla del mundo (sí, del mundo).
[¿Qué es estar solos? ¿Cuándo estamos solos? ¿Qué sentimos cuando nos sentimos solos? .. a qué edad se responden estas preguntas]

Cuando somos chicos nos preguntamos ¿qué es el éxito? y la respuesta es simple: andar en bicicleta sin rueditas y sin caerme. ¿Qué importa la marca, el modelo, el precio? ¿Qué importa la marca, el modelo, el precio de la bici de tu vecino?
Cuando crecemos, el éxito cambia. E importa la marca, el modelo y el precio .. ¿de lo tuyo? .. sí, también .. pero sobretodo de lo del otro (quienquiera que ese otro sea e incluso si ese otro no tiene nombre).

Cuando somos chicos nos preguntamos ¿qué es la felicidad? y la respuesta es simple: felicidad es jugar .. jugar con amigos, a los autitos, a las muñecas, al fútbol .. a la plaaayyy .. jugar por jugar, reír por reír, jugar por soñar.
Cuando crecemos, la felicidad cambia. Y cuesta mucho más sentirla. Capaz que está ahí, esperando sentada en la esquina de siempre .. pero por un motivo u otro no logramos percibirla. ¿Quién se corre del camino, ella o nosotros? ¿Quién esquiva a quién? Cuando crecemos, ya nada es porque sí, y todo tiene, estúpidamente, un por qué (¿por qué será así?).
Cuando somos chicos vivimos en un estado de felicidad eterna (salvo cuando te ponen una penitencia de no poder usar la compu, que es lo peor que te puede pasar en el mundo .. por un día). Cuando crecemos, seguimos preguntando: má ! pá ! ¿cuánto falta para ser felices?

Cuando somos chicos, buscamos muchas respuestas .. cuando somos grandes, nos hacemos demasiadas preguntas.

domingo, 30 de enero de 2011

A o B

No puedo dejar de pensar en las decisiones que tomamos a diario. No hablo de decisiones importantes como "qué estudiar", "dónde comprar un terreno para construir una vivienda", "a qué cole mandar a un hijo". Me refiero a las pequeñas decisiones que constantemente tomamos, sin siquiera darnos cuenta de ello, pero que tienen el mismo peso que las decisiones importantes, porque marcan, de la misma manera, el curso de nuestras vidas.

Hablo de decidir tomar un camino y no otro para ir al trabajo, del asiento que elegiste tomar el primer día de facultad, del super donde hacés las compras, de la hora en la que hacés las compras, hablo de ese mensaje de texto que no sabés si mandar o no, de ese mensaje que enviaste y de aquél otro que decidiste borrar un segundo antes de presionar la tecla "send". Hablo de decidir volverte a tu casa a buscar eso que te olvidaste, modificando el horario normal de tu rutina y cambiando así el curso de las acciones siguientes. Me refiero a tomar un colectivo y no otro, a quedarte dormido en ese colectivo y bajarte varias paradas después, de ir a ese bar que nunca antes habías pisado, de la cola que hacés en el banco en ese momento del día y de las miles de decisiones que tomamos en un segundo y que van creando nuestro presente, como un gran edificio al cual se le van colocando los ladrillos apilados a la velocidad de la luz.

La pregunta es ¿cuál es el tope? ¿cuándo llegamos a la cima? ¿son firmes estos cimientos? De pronto nuestro día avanza, nuestra vida avanza y no sabemos si somos nostros los que llevamos las riendas o es la vida, que inconscientes, nos lleva hacia donde ella se le antoja, porque seamos sinceros, esas decisiones dependen más del azar que de nuestra razón. Y sin embargo, definen el curso de nuestras vidas.

A veces, ante una decisión pequeña pero de peso, me tomo un segundo para pensar cuál es la mejor opción, pero nunca encuentro respuesta y termino actuando por instinto y preguntándome si esa era la mejor manera de proceder. Y me meto en un embrollo de nunca acabar y de nunca conformarme. Ayy dios ! Qué lindo sería tener un manual que te diga "hacé esto" .. simple, sencillo, sin opciones, cosa de no tener la posibilidad siquiera de cuestionarte si lo que hiciste estaba bien o mal, o, mejor dicho, si era lo mejor o no. Pero no, ahí tenemos que andar nosotros, solos con nuestra alma, eligiendo en el mejor de los casos entre dos opciones (si no son mil) y quedándonos con la duda de "¿qué hubiera pasado si en lugar de doblar por acá, hubiera tomado aquella otra calle?". Siempre la maldita duda que carcome el cerebro (al menos de las mujeres) hasta llevarte, a veces, a un estado de irritación total. Como ahora.