Quiero compartir con uds. algunos pasajes del libro homónimo a este artículo del escritor australiano Colleen McCullough. Es un libro fantástico. Con una historia genial. Escrito de manera perfecta. Utilizando los adjetivos exactos para hacer volar la imaginación y transportarse a ese escenario. Para conocer las caras de los protagonistas. Para sentir simpatía, empatía y antipatía por ellos. Es un libro fantástico. De esos que quedan grabados por siempre en la memoria y que generan una leve sonrisa cuando se los menciona acompañados por una sensación de ¿paz? ¿tranquilidad? ¿relajación? Sí, todo eso. Aunque debo confesar que descansó en mi mesita de luz por más de un año porque era largo y con letra chiquita -y sin pies de página que lo acorte-. Me asustaba tardar un año entero para terminarlo. Nada más alejado de la realidad. En dos-tres semanas ya lo había terminado y enamorado de su historia.
"Hay una leyenda sobre un pájaro que canta sólo una vez en su vida, y lo hace más dulcemente que cualquier otra criatura sobre la faz de la tierra. Desde el momento en que abandona el nido, busca un árbol espinoso y no descansa hasta encontrarlo. Entonces, cantando entre las crueles ramas, se clava él mismo en la espina más larga y afilada. Y, al morir envuelve su agonía en un canto más bello que el de la alondra y el del ruiseñor. Un canto sublime, al precio de la existencia. Pero todo el mundo enmudece para escuchar, y Dios sonríe en el cielo. Pues lo mejor sólo se compra con grandes dolores ... Al menos así dice la leyenda."
"Cada uno de nosotros llevamos algo dentro que no se puede negar, aunque nos haga gritar hasta morir. Somos lo que somos, y eso es todo. Como la vieja leyenda celta del pájaro que se clava en una espina y canta hasta que muere. Porque tiene que hacerlo; es un impulso invencible. Nosotros podemos saber que una cosa es mala, incluso antes de hacerla, pero este conocimiento no puede influir ni cambiar el resultado, ¿verdad? Cada cual canta su propia canción, convencido de que es la más maravillosa del mundo. ¿No lo ves? Nosotros creamos nuestras propias espinas, y no nos paramos a pensar lo que nos cuesta. Lo único que podemos hacer es soportar el dolor, y decirnos que valía la pena."
"El pájaro con la espina en el pecho sigue una ley inmutable; algo escondido lo impulsa a clavársela, y muere cantando. Cuando penetra la espina, no siente llegar la muerte; simplemente canta y canta hasta que no le queda vida para emitir otra nota. En cambio, nosotros, cuando nos clavamos la espina en el pecho, sabemos lo que hacemos. Lo comprendemos, Pero lo hacemos. Lo hacemos a pesar de todo."
¿No es fantástico? ¿No son totalmente hermosas estas palabras? ¿No solemos clavarnos espinas todo el tiempo, soportando el dolor, por razones vagas y difusas que ni siquiera podemos explicar? ¿No solemos llorar y sufrir más de lo que sonreímos?
"Hay una leyenda sobre un pájaro que canta sólo una vez en su vida, y lo hace más dulcemente que cualquier otra criatura sobre la faz de la tierra. Desde el momento en que abandona el nido, busca un árbol espinoso y no descansa hasta encontrarlo. Entonces, cantando entre las crueles ramas, se clava él mismo en la espina más larga y afilada. Y, al morir envuelve su agonía en un canto más bello que el de la alondra y el del ruiseñor. Un canto sublime, al precio de la existencia. Pero todo el mundo enmudece para escuchar, y Dios sonríe en el cielo. Pues lo mejor sólo se compra con grandes dolores ... Al menos así dice la leyenda."
"Cada uno de nosotros llevamos algo dentro que no se puede negar, aunque nos haga gritar hasta morir. Somos lo que somos, y eso es todo. Como la vieja leyenda celta del pájaro que se clava en una espina y canta hasta que muere. Porque tiene que hacerlo; es un impulso invencible. Nosotros podemos saber que una cosa es mala, incluso antes de hacerla, pero este conocimiento no puede influir ni cambiar el resultado, ¿verdad? Cada cual canta su propia canción, convencido de que es la más maravillosa del mundo. ¿No lo ves? Nosotros creamos nuestras propias espinas, y no nos paramos a pensar lo que nos cuesta. Lo único que podemos hacer es soportar el dolor, y decirnos que valía la pena."
"El pájaro con la espina en el pecho sigue una ley inmutable; algo escondido lo impulsa a clavársela, y muere cantando. Cuando penetra la espina, no siente llegar la muerte; simplemente canta y canta hasta que no le queda vida para emitir otra nota. En cambio, nosotros, cuando nos clavamos la espina en el pecho, sabemos lo que hacemos. Lo comprendemos, Pero lo hacemos. Lo hacemos a pesar de todo."
¿No es fantástico? ¿No son totalmente hermosas estas palabras? ¿No solemos clavarnos espinas todo el tiempo, soportando el dolor, por razones vagas y difusas que ni siquiera podemos explicar? ¿No solemos llorar y sufrir más de lo que sonreímos?