¿Alguna vez viste una película que te partió la cabeza?
A mi me pasó dos veces. Primero con Eternal Sunshine of the Spotless Mind y ahora con Into the Wild. La primera fue una revolución de mi yo interno. Comencé a comprenderme mejor a partir de esa película. No sé por qué, pero fue así. Me liberé de ciertos prejuicios y dejé volar mi imaginación hacia lugares antes impensados. Comprendí la enormidad de la mente. Comprendí dónde reside la verdadera libertad.
Esta vez fue distinto. Se revolucionó mi yo interno y su relación con los demás, con el mundo externo, con lo que me rodea. Comprendí que cada uno es artífice de su propio destino (realmente lo comprendí) y que cada uno debe buscarse y proveerse su propia felicidad. Entendí la soledad, no como un ser aislado en el mundo, sino como un ser completo en el mundo, capaz de convivir consigo mismo sin inconvenientes y de interactuar con los otros. Interactuar no es intercambio de palabras. Interactuar es nutrirse de los que están alrededor de uno y nutrirlos a ellos con lo que está adentro nuestro. La soledad es poder abstraerse aún estando rodeados de miles de personas, y disfrutar de esa abstracción. La soledad es un poco egoísta. Debemos ser un poco egoístas. O egoístas a secas (la cantidad queda librada a cada sujeto). Into the Wild me dio ganas de avanzar, de moverme hacia adelante (que no es lo mismo que moverse). Fue una inyección de esa esperanza un tanto utópica que tiene otro tanto de real y que lleva a tomar las riendas de tu vida, a tomar iniciativas, a convertir los planes, proyectos y objetivos en acciones materiales y concretas. Simplemente es una película que, vista en el momento justo, te puede cambiar la vida. =)
A mi me pasó dos veces. Primero con Eternal Sunshine of the Spotless Mind y ahora con Into the Wild. La primera fue una revolución de mi yo interno. Comencé a comprenderme mejor a partir de esa película. No sé por qué, pero fue así. Me liberé de ciertos prejuicios y dejé volar mi imaginación hacia lugares antes impensados. Comprendí la enormidad de la mente. Comprendí dónde reside la verdadera libertad.
Esta vez fue distinto. Se revolucionó mi yo interno y su relación con los demás, con el mundo externo, con lo que me rodea. Comprendí que cada uno es artífice de su propio destino (realmente lo comprendí) y que cada uno debe buscarse y proveerse su propia felicidad. Entendí la soledad, no como un ser aislado en el mundo, sino como un ser completo en el mundo, capaz de convivir consigo mismo sin inconvenientes y de interactuar con los otros. Interactuar no es intercambio de palabras. Interactuar es nutrirse de los que están alrededor de uno y nutrirlos a ellos con lo que está adentro nuestro. La soledad es poder abstraerse aún estando rodeados de miles de personas, y disfrutar de esa abstracción. La soledad es un poco egoísta. Debemos ser un poco egoístas. O egoístas a secas (la cantidad queda librada a cada sujeto). Into the Wild me dio ganas de avanzar, de moverme hacia adelante (que no es lo mismo que moverse). Fue una inyección de esa esperanza un tanto utópica que tiene otro tanto de real y que lleva a tomar las riendas de tu vida, a tomar iniciativas, a convertir los planes, proyectos y objetivos en acciones materiales y concretas. Simplemente es una película que, vista en el momento justo, te puede cambiar la vida. =)